Durante los primeros meses de vida, es común que muchos bebés presenten episodios de reflujo, lo que puede causar preocupación en nosotros como padres. Verlos regurgitar después de comer o mostrarse incómodos puede generar dudas y ansiedad, especialmente si somos primerizos. Sin embargo, en la mayoría de los casos, el reflujo es un proceso natural del desarrollo digestivo del bebé y suele mejorar con el tiempo.
En Academia El Pilar, comprendemos lo importante que es contar con información confiable y acompañamiento profesional durante esta etapa. Por eso, queremos compartirte los siguientes consejos sencillos y prácticos que te ayudarán a entender mejor qué está ocurriendo y cómo puedes aliviar las molestias de tu bebé, para que vivan esta etapa con más tranquilidad y confianza.
El reflujo ocurre cuando la leche que el bebé ha ingerido regresa del estómago hacia el esófago. Esto sucede porque su sistema digestivo aún está en desarrollo y la válvula que mantiene el alimento en el estómago no se ha fortalecido por completo. Por este hecho, las regurgitaciones son comunes en los primeros meses y tienden a disminuir conforme el bebé crece, generalmente entre los 9 y 12 meses.
Aunque puede resultar incómodo, el reflujo fisiológico, ese que no está asociado a una enfermedad, no suele ser grave y no impide que el bebé crezca y se desarrolle de forma saludable.
Algunas señales típicas del reflujo incluyen:
Regurgitación frecuente después de las tomas.
Irritabilidad o llanto al acostarlo tras alimentarlo.
Tos leve o hipo después de comer.
Dificultad para dormir acostado inmediatamente después de la lactancia.
Si el bebé gana peso adecuadamente y se muestra activo, generalmente no hay motivo de alarma. Sin embargo, si presenta vómitos abundantes, dificultad para alimentarse o pérdida de peso, es importante consultar al pediatra.
A continuación, compartimos algunas recomendaciones sencillas que podemos aplicar en casa para mejorar el confort del bebé:
Durante la lactancia o el biberón, mantener al bebé en posición más vertical ayuda a que la leche baje con mayor facilidad y reduzca el reflujo.
Esperar entre 20 y 30 minutos antes de recostarlo permite que la digestión se inicie y que haya menos probabilidad de regurgitación.
A veces, ofrecer menos cantidad de leche, pero con mayor frecuencia, puede disminuir la presión en el estómago y evitar el reflujo.
Ayudarlo a expulsar el aire atrapado durante la alimentación es clave. Podemos hacerlo colocándolo sobre nuestro hombro y dándole suaves palmaditas en la espalda.
El reflujo suele mejorar con el tiempo. La paciencia y el acompañamiento amoroso son clave para atravesar esta etapa sin estrés.
Aunque la mayoría de los casos se resuelven naturalmente, hay situaciones que requieren evaluación médica. Debes consultar si el bebé:
Vomita con fuerza o en proyectil.
Tiene dificultad para ganar peso.
Muestra irritabilidad persistente o dolor evidente.
Presenta coloración azulada o pausas al respirar tras alimentarse.
Un profesional podrá determinar si se trata de un reflujo normal o si necesita tratamiento especializado.
En Academia El Pilar, creemos que la información es la mejor herramienta para cuidar de nuestros hijos. Por ello, ofrecemos cursos en línea sobre maternidad y bebés, diseñados por especialistas en pediatría, nutrición y desarrollo infantil. En ellos compartimos orientación práctica sobre lactancia, alimentación, sueño, primeros cuidados y temas que nos ayudan a vivir la crianza con más confianza y serenidad.
Recuerda que aprender a cuidar de nuestro bebé es también una forma de cuidarnos a nosotros mismos. Te invitamos a explorar otras entradas de nuestro blog y a seguir fortaleciendo tus conocimientos sobre salud y bienestar familiar.
¿Cómo saber si el reflujo de mi bebé es normal o un signo de alarma?
El reflujo leve es común durante los primeros meses y suele mejorar con el tiempo. Sin embargo, si tu bebé vomita con fuerza, tiene dificultad para ganar peso o parece sentir dolor al alimentarse, conviene consultar al pediatra para descartar una causa más seria.
¿Qué posición es mejor para alimentar a un bebé con reflujo?
La posición semiincorporada o vertical es la más recomendada, ya que ayuda a que la leche baje con facilidad y evita que regrese al esófago. Es importante mantener al bebé así también unos minutos después de comer.
¿El reflujo del bebé requiere medicación o se resuelve solo?
En la mayoría de los casos, el reflujo fisiológico se resuelve por sí solo al madurar el sistema digestivo del bebé, generalmente antes del año. Solo en casos más severos, el pediatra puede recomendar tratamiento específico.
¿Los bebés con reflujo pueden seguir tomando leche materna?
Sí. La lactancia materna es segura y beneficiosa incluso si el bebé tiene reflujo. Puede ser útil ofrecer tomas más cortas y frecuentes para evitar que el estómago se llene demasiado.
¿Cuándo es necesario acudir al pediatra por reflujo infantil?
Debes buscar atención médica si tu bebé presenta vómitos en proyectil, pierde peso, tiene dificultades para alimentarse o muestra señales de dolor o coloración azulada al respirar tras comer.
¿Qué puedo hacer para aliviar el reflujo de mi bebé en casa?
Puedes ayudarlo manteniéndolo en posición vertical tras las tomas, favoreciendo el eructo, alimentándolo con porciones pequeñas y evitando acostarlo inmediatamente después de comer. La calma y la paciencia también son clave durante esta etapa.